Desde nuestra pequeñez lanzamos una mirada al mundo moderno y nos sentimos hundidos en un pozo de angustia. Vemos como nuestra identidad y nación se desmoronan a tiempo real cuál imperio romano de Occidente. Sufrimos un reemplazo demográfico, la subversión de la clase media y una degeneración de virtudes y valores que nos recuerdan a momentos parecidos a lo largo de la historia que nos evocan a inspirarnos en las gestas de nuestros ancestros.
Víctor Hidalgo | Publicat: el 24/maig | Opinió